viernes, 5 de enero de 2007

2. El modelo base de la economía: La competencia perfecta

La competencia perfecta es cuando hay muchas empresas en el mercado de un bien o servicio. De manera tal que no existe una entre ellas que tenga mayor poder de influencia sobre el mercado que las demás. Se supone que las empresas tampoco pueden diferenciar su producción de manera que a los consumidores el bien de una de ellas les parezca completamente diferente del de otra. Como dice la Teoría del Consumidor, los bienes de dichas empresas deberían percibirse como "sustitutivos perfectos". En la competencia perfecta es donde generalmente se suele dar, al contrario que en el resto de situaciones, la situación más óptima desde el punto de vista económico: los precios del mercado suelen ser los más bajos, y la producción y la utilidad percibida por los agentes económicos es la mayor posible. Esto es lo que la hace la situación más deseable, pero, en el mundo real, resulta difícilmente alcanzable.
En la competencia perfecta, se supone que todas las empresas tienen la misma función de coste marginal, sumando estas funciones, se obtendría la curva de oferta. Al cruzar la curva de oferta con la de demanda del mercado, se obtendrían el precio y producción al que el mercado estaría en equilibrio.

Los agentes económicos son las personas o grupos de personas que realizan una actividad económica. Dichos agentes se diferencian en tres grupos:
- Las familias: o economías domesticas, que toman decisiones sobre qué consumir y poseen la mayoría de los factores de producción.
- Las empresas: que toman decisiones sobre la producción y la distribución.
- El sector público: formado por las distintas administraciones públicas. Interviene en la economía de tres maneras:
- Creando leyes que regulen la forma de actuar de los otros agentes económicos a la hora de acudir al mercado.
- Redistribuyendo la renta.
- Ofertando a un precio más bajo o gratuitamente bienes y servicios que la sociedad cree que deben poder recibir toda la población.

En economía, un consumidor es una persona u organización que consume bienes o servicios proporcionados por el productor o el proveedor de servicios.
Generalmente, cuando en negocios o económía se habla de consumidor en realidad, se está hablando de persona como consumidor.

En la teoría clásica de microeconomía, se entiende que un consumidor posee un presupuesto que puede ser gastado en un amplio abanico de productos y servicios disponibles en el mercado. Bajo la asunción de racionalidad, esta elección de gasto presupuestario se va a realizar según las preferencias del consumidor.
En modelos de comportamiento del consumidor a lo largo del tiempo, se considera que el consumidor puede invertir una proporción de su presupuesto para obtener un mayor presupuesto en periodos futuros. Esta elección de inversión puede incluir tasas de interés fijo o activos financieros sin riesgo.
Recientemente, a la palabra consumidor se le ha adicionado la de prosumidor, para hacer referencia a la doble labor que pueden asumir los clientes, la de consumir y la vez producir. Con la proliferación de la microempresa y la empresa familiar, las personas llegan a ser consumidoras de sus propios productos. Paralelamente, las áreas de mercadeo de las empresas tienden a apoyarse cada vez más en sus clientes o consumidores, para que les apoyen en la generación de ideas y desarrollo de nuevos productos, y aún más, les ayuden en la consecución y cierre de nuevas ventas, convirtiéndose en verdaderos defensores y promotores de la empresa y sus servicios.
El consumidor no es un simple agente pasivo que espera a que le ofrezcan los productos y servicios, es un agente activo con el poder suficiente para lograr cambios en las ofertas y hasta en las mismas empresas, para que se ajusten a sus requerimientos y necesidades. Cada vez se es más consciente que lo importante no es la venta sino la repetición de la misma, lo importante no es el primer consumo sino su repetición sucesiva. Por ello, surgen programas de fidelización dirigidos a los clientes actuales en búsqueda de mantener su preferencia y lograr las compras repetitivas.

Una idea se desprende del estudio detallado de las principales características del modelo de competencia perfecta: el “mundo” que representa corresponde a una forma de organización social extremadamente centralizada e incluso “autoritaria” ya que todas las decisiones han de pasar por las manos del subastador; en particular, las relaciones directas, bilaterales, son prohibidas. Ello es un poco paradójico pues la idea de los microeconomistas, de la cual no se pueden desprender con facilidad, es que el “modelo competitivo” debe dar una descripción idealizada del “sistema de mercados”, cuya propiedad esencial sería su carácter descentralizado.
Evidentemente tal paradoja no divierte mucho al microeconomista. Ahora, es de alguna manera inevitable, ya que la centralización de precios, de ofertas y demandas, de información permite las simplificaciones para el tratamiento matemático del problema de la coordinación, como lo veremos en el próximo capítulo.

No hay comentarios: